jueves, 24 de abril de 2014

23.-PROPONER LA FE CRISTIANA… Como experiencia de confianza.

Ahora añoro la capacidad de sorpresa de mi tierna infancia, pero ya no confío 
en los muñecos de Eurodisney. Busco la confianza que manifiesta un niño cuado te agarra fuerte de la mano.

Ahora añoro los regalos de mi infancia, cuando me sorprendían con el regalo que siempre había soñado. Pero ya quedaron en un rincón, abandonados. Busco la confianza que manifiesta un niño cuando disfruta porque siente el cariño como el mejor regalo.

Ahora añoro la ternura más sutil del beso a la familia en aquellos años de mi infancia. Pero ya todo lo veo falso como besos de Judas, interesados. Busco la confianza que manifiesta un niño cuando reclina su cabeza para dormirse sobre tus hombros, totalmente abrazado.

Ahora añoro la experiencia del riesgo en aquellos juegos de la infancia sin miedo a salir descalabrado. Pero ya todo eso se acabó, pues con dinero lo tengo todo asegurado. Busco la confianza que manifiesta un niño cuando se lanza al vacío porque no duda en la seguridad de quien le acoge entre las manos.

Ahora añoro el mundo de fantasía y de magia con el que viví mil aventuras con los cuentos de antaño. Pero me decepcioné cuando vi que la riqueza no está de mi lado. Busco la confianza que manifiesta un niño cuando se sienta sobre tu regazo para volver a escuchar el mismo cuento que tantas veces le has contado.

Me acerqué a una comunidad cristiana y encontré a personas que viven felices poniendo su confianza en un Dios al que llaman Padre
que les ama con la ternura de una madre que siempre está a su lado.
Jesús, como hermano mayor, tiene la capacidad para sorprenderte haciendo que tus añoranzas del pasado se transformen en nuevas vivencias del futuro.
El Evangelio marca la ruta para vivir con emoción la experiencia de confiar en el proyecto de Dios con la actitud del niño, pero con la madurez de un adulto.

¿Desde dónde te sitúas?


Puedes poner tus reflexiones en "comentarios", que está debajo de cada escrito en el blog.


Hasta la próxima semana.

Tino Escribano Ruiz



jueves, 17 de abril de 2014

22.-PROPONER LA FE CRISTIANA… como calidad de vida




Me dijeron que valía la pena gastar mi dinero en alimentos ecológicos para mejorar mi calidad de vida; pero mi vida siguió tan de baja calidad, como siempre.



Me dijeron que habitara en un pueblo de la sierra, para mejorar la calidad de vida en mi salud; pero seguí de acá para allá, como siempre.



Me dijeron que comprara todos los electrodomésticos del mercado para mejorar mi calidad de vida en el hogar; pero mi vida familiar siguió tan desconectada como siempre.



Me dijeron que tomara  pastillas homeopáticas para mejorar la calidad de vida en mi sueño; pero mi vida siguió como siempre, sin afrontar los problemas que no me dejaban dormir..



Me dijeron que cambiara de pareja para mejorar la calidad de vida en mi convivencia; pero mi vida siguió con la misma rutina y las mismas manías, como siempre.



 Me dijeron que hiciera un curso de meditación trascendental para mejorar la calidad de vida de mis pensamientos; pero mi mente siguió con pensamientos  ramplones e inútiles, como siempre.



Me dijeron que siguiera los consejos de un libro de autoayuda para repensarme  y                            mejorar la calidad de mi vida emocional; pero mis emociones siguieron tan descontroladas como siempre.



  Me acerqué a una comunidad cristiana  para mejorar la calidad de mi vida; y descubrí que todas las personas que allí vivían  disfrutaban de un “no sé qué”, que ponía remedio a todos sus anhelos y que no hacía falta comprar en ninguna tienda.

 Jesús se lo da a cada uno personalmente, según lo que necesite para hacer el bien a los demás. Me puse a vivir de esa manera dejándome llevar por el Evangelio, y conseguí la mejor calidad de vida que jamás habría soñado. 

¿Desde dónde te sitúas?


Puedes poner tus reflexiones en "comentarios", que está debajo de cada escrito en el blog.


Hasta la próxima semana. 

 Tino Escribano Ruiz

viernes, 11 de abril de 2014

21.-PROPONER LA FE CRISTIANA… como apuesta por la vida


Jugué a las quinielas, apostando para ganar dinero y  ayudar a los que pasan hambre; pero esa semana la suerte no estaba de mi parte, y los hambrientos siguieron con su hambre.

 Jugué a la Bonoloto apostando con la intención de ganar dinero para  ayudar a la asociación de acogida a transeúntes;  pero ese día la suerte no caminaba conmigo. Y los transeúntes se quedaron sin acogida.

Jugué a la Primitiva de toda la semana, apostando para ganar el dinero necesario para ayudar a los misioneros; pero ese día  la suerte se fue de viaje, y los misioneros se quedaron sin ayuda. 

Jugué a los concursos de la tele, apostando dinero para ayudar a los desahuciados; pero ese día la suerte se quedó dormida en su casa, y los desahuciados siguieron con la soga al cuello.

Jugué a la lotería de Navidad apostando mi dinero con la intención de ayudar a las familias en paro; pero ese día la suerte estaba comiendo en algún restaurante, y las familias en paro pasaron otro día más sin comer.

Jugué al bingo apostando para ganar y ayudar al centro de inmigrantes. Pero ese día la suerte estaba de otro lado, y los inmigrantes se quedaron en su patera.

Jugué a las máquinas tragaperras apostando para ayudar a un hospital en Mozambique; pero ese día la suerte se fue de vacaciones, y los enfermos de Mozambique se quedaron sin medicinas.  

  Me acerqué a una comunidad cristiana y vi que esas personas están llenas de riquezas en su corazón, que emplea para arreglar la vida de los demás; y entendí que la mejor apuesta para arreglar todos los males sociales es la de jugarme mi propia vida apostando por los valores por los que Jesucristo se la jugó dando su propia vida.  El evangelio sigue ofreciendo las claves esenciales para acertar siempre, apostando tu vida al número que te marca las 24 horas de cada día.

¿Desde dónde te sitúas?

Puedes poner un comentario, (debajo del escrito) y te responderé.

¡Hasta la próxima semana!.

Tino Escribano Ruiz



jueves, 3 de abril de 2014

20.-PROPONER LA FE CRISTIANA… con mirada transparente.

Entré en una tienda óptica y me compré unas gafas oscuras para protegerme del sol; pero mi interior me decía que me engañaba, pues eran para esconder mi identidad.

 Entré en una tienda óptica y me compré una gafas para mi vista cansada; pero mi interior me decía que me engañaba, pues eran para tapar los cansancios de la vida que no quiero afrontar.
                              
Entré en una tienda óptica y me compré unas gafas para ver de lejos; pero mi conciencia me decía que me engañaba, pues eran para tener lo más lejos posible los problemas que me rodean, sin querer afrontarlos.

Entré en una tienda óptica y me compré unas gafas con cristales de espejo para protegerme de las miradas ajenas; pero mi conciencia me decía que eran para ocultar mi frialdad e indiferencia ante los demás.

 Entré en una tienda óptica y me compré unas gafas tridimensionales para soñar con la realidad como me gustaría que fuera; pero mis pensamientos me decían que era una manera de seguir soñando inútilmente sin hacer nada para conseguir mis ideales.
                              
Entré en una tienda óptica y me compré unas gafas progresivas para ver al mismo tiempo lo de cerca y lo de lejos; pero me asusté cuando me temblaron las piernas al empezar a caminar. Solo yo sabía que prefería seguir con mi pensamiento en las nubes y no me sirvieron para nada.

  Me acerqué a una comunidad cristiana llevando mi colección de gafas para conocer los misterios de la vida; pero descubrí que me sobraban todas ellas, pues las personas miraban cada situación de su vida con la mirada de la fe en Jesús.
 Siguiendo el Evangelio se adquiere la posibilidad de tener una mirada transparente, para corregir la vista de todas las miradas extraviadas.


¿Desde dónde te sitúas?
                                  
Puedes hacer un comentario debajo
de este escrito y te responderé.
 

Hasta la próxima semana.

Tino Escribano Ruiz