Te propongo
la fe cristiana porque
te ayudará a
desarrollar tu dignidad humana en toda su plenitud
Querido amigo, que estás en la
tierra buscando la manera de conectar con el cielo. Bienvenido seas a estas
ventanas desde donde te has asomado para descubrir el horizonte que hay detrás
de cada una de ellas.
He escrito especialmente
pensando en ti con la intención de proponerte la fe cristiana como si la oyeras
por primera vez. También he pensado en las personas menos dispuestas a acogerla
sea por su desinterés, frialdad, alejamiento, reticencia o indiferencia…
Desde mi
ventana he querido decirte que la fe cristiana es una vida humana.
No te quita
nada de tus cualidades, más bien las lleva a su máxima perfección.
Tres
conceptos claves se han asentado
en las poyatas de cada ventanal:
La comunidad, Jesús y el Evangelio.
Si te acercas, de nuevo, a cada
ventana descubrirás que la fe cristiana te conduce a percibir de otra manera:
Un estilo de vida; una
experiencia en equipo; una puerta que abre nuevos caminos; una vida con los
cinco sentidos; una adhesión a la persona de Jesús; un color de amistad; una
conexión con la naturaleza; un diálogo con la ciencia; una aspiración de
eternidad.
La fe cristiana te aporta:
Una subida hacia las metas más
altas; una experiencia de ternura; un hogar de una gran familia; una
apasionante aventura de la vida; un desarrollo de las mejores emociones; una
admiración de la belleza; un estilo de fiesta; unos ojos que ven la realidad;
una energía de la vida; una mirada transparente.
La fe cristiana te estimula a hacer:
una apuesta por la vida; una plena
calidad de vida; una experiencia de confianza; una ocasión para Re-iniciar la
vida. Un estudio para interpretar las señales; una posibilidad de cambio; una
herramienta para descubrir significados; un avance para dignificar a la mujer;
una lupa para leer la vida diaria con otra profundidad; un motor para la
comunicación más sublime, con Dios, en la oración.
Si después de todo esto, mis esfuerzos por
proponerte la fe no han dado resultados en tu vida, no importa. Ya estoy
pensando que, en mi próxima reflexión, tendré que proponerte la fe ayudándote a
abrir no solo las ventanas sino también
los viejos portones.
Gracias
por intentarlo:
Tino Escribano Ruiz