EL DESPERTADOR… de la parroquia. (4)
Tic-tac-tic-tac…
Riiiiinnngggg…
Es la una. El
reloj señala la hora de despertar a todos
los hombres y mujeres; jóvenes y niños que viven junto a otras personas, en un
territorio donde las casas se distribuyen alrededor de un templo que llamamos también, parroquia.
Son las dos. La
hora de despertar a la feligresía
parroquial como aglomeración de casas por decreto, para que abran los ojos y vean que hay una comunidad de personas que vive la fe en Jesús, caminando juntos
hacia las grandes metas del Evangelio.
Son las tres. La
hora de despertar a los encargados de los
edificios parroquiales para que no sean solamente bellos monumentos como museos de arte o
lugares de ceremonias de culto, sino
donde se realizan otras tareas pastorales que aportan encuentro cercano a los vecinos.
Son las cuatro.
La hora de despertar la conciencia de las
piadosas mujeres y beatos seglares que se comen los santos y se han
adaptado a ser eternamente clientes de curas llavero que abren y cierran decidiendo lo que es bueno
de acá y de allá, pero que no hacen
crecer a la comunidad porque esas actitudes religiosas no permiten crecer en
responsabilidad a la comunidad.
Son las cinco. La
hora de despertar las coordinaciones parroquiales con las arciprestales y las diocesanas, para aunar esfuerzos de manera pastoral más
eficaz; y, sobre todo, para ser señales de comunión de fe y vida donde se
hace presente el Señor porque nos
reunimos en su Nombre.
Son las seis. La
hora de despertar al Consejo Pastoral de
cada parroquia para que sea representativo
de todas las realidades de la comunidad y
crezca en ser dinamizador audaz de
la pastoral que necesitamos emprender en
los caminos nuevos que es urgente abrir.
Son las siete. La
hora de despertar la inteligencia de
toda la comunidad parroquial para dar existencia a un proyecto pastoral organizado, renovador y abierto a las
necesidades del pueblo, del barrio… y a las situaciones de la vida de las personas que configuran la parroquia.
Son las 8. El
reloj de la torre de la iglesia señala
la hora de despertar a las personas,
instituciones, movimientos laicales y todas las estructuras que forman parte del entramado parroquial, para que todos acompañen y ayuden al crecimiento de la fe en cada
persona para participar con criterio,
entusiasmo, responsabilidad e interés en el Sínodo diocesano.
Ocho horas para dormir.
Ocho horas para despertar y, el resto, para vivir.
¡LEVÁNTATE y VIVE el
Sínodo! PARTICIPA en él: buscando,
renovando y fortaleciendo tu fe, para que pueda ser el despertador que cada
COMUNIDAD PARROQUIAL necesita para que la iglesia
sea un recinto de paz, de justicia y de amor para seguir esperando.
¿A qué hora pondrás hoy tu despertador?
Cuéntalo en tinoescribanocc@gmail.com
¡Hasta la próxima
semana!
Tino Escribano Ruiz.
Cuando despues de 8 o 9 horas de descanso del cuerpo y la mente ,vuelves a lo cotidiano,es cuando tienes que pensar ¿Y ahora que´.
ResponderEliminarPues abres tus ojos y tu mente a todo lo que te rodea.Piensas en lo que puedes hacer hoy, no hay horas especificas para caminar por la vida ,ella te sale al paso,unas veces co alegrias ,otras con tristezas, otras sin saber que hacer y otras con unas ganas locas de comerte el mundo.
Hay que aprovechar todas las horas del dia para caminar ¨buscando¨ realidades que te hagan vivir,que te hagan sentir viva y no hay mejor vida que la que empleas en ayudar, compartir,sentir que tienes ganas de vivir.Pero tambien hay personas que se sienten abatidas o sin metas que lograr.Yo les propongo que vayan a una comunidad donde sean acogidas con cariño,con respeto,donde se les proponga una manera de sentir y de obrar sin que les cueste trabajo,seguro que esto les hara pensar que cualquier hora es buena para despertar a una realidad que te llevara, no si altibajos, a una meta llena de promesas que se iran cumpliendo a lo largo del tiempo.Os lo aseguro,es una realidad.